Primos, por lo de ser primo, al creer que gracias a cortarle el cuello a un carnero, salvados forever, o a algún que otro misma especie, que se llevaba el premio, por ser otorgado a tan alta esfera para que lloviera, no retumbara el suelo, o vete a saber, o por lo divertido de ver el sufrimiento ajeno.
No entiendo como haciendo el primo se buscaba la primacía, o sea, ser primado por el absoluto, directamente y porque sí, simple y llanamente por hacer el primo. Cosas raras de esto del mente pensante. Que alguna razón a su razonar busca, en su aureola chisporreante o conjunción electro neurótica que siempre se pregunta por todo. Mas áureo es el tema. Divina proporción que nos proporciona lo que a cada uno corresponde, y como buen primo, de vez en cuando la pregunta, -¿por qué es así?-, ni idea, pero no le voy a cortar a mi perrito el cuello para ponerlo en un altar y por primo, me conceda el proporcional invento, lo que ya sin tanto cálculo se adivina. Que el cuento de contar lo que tanto cuenta sin necesidad de tantas cuentas..., es maravilloso. Que tras muchas cuentas, ya se sabe, unos ganas y otros pierden. Físico o metafísico da igual el primar, unos priman y otros son primos, luego que los números en sus exactitudes lo justifiquen es otra cosa. La saludable imaginación y un simbolismo bien definido, hacen más maravillas que el degollar, algo ancestral, o comerse a un prójimo, rituales más coetáneos. O ser maravilloso porque el asombro áureo nos ofrece las justas proporciones, sin necesidad de justificarlas o violentarlas con estúpidos actos primarios, algo que por mucho ritual que se manifieste, los números bien calculados, dan siempre el mismo resultado.
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