Cuerno
lleno de felicidad y ambrosía en las cercanías del número aleatorio
surgido de un bombo, como el crío que da la felicidad a una casa que lo
desea, la lotería de Navidad y sus números divinos. Deseo y su
cumplimiento, el avatar complejo entre las continuas redes del porvenir.
Seres inmersos en un universo en el que allende nuestros campos de
actuación y nuestras limitaciones, carece de la total variedad de
sentimientos que a nosotros acucian en este pequeño globo. ¿Despiadada
naturaleza? en la que todos los seres pensantes la contemplan como un
gran enigma, buscando siempre el código adecuado para poder leer su
ignota propuesta, para que nos sea favorable su abstracta estimación.
Jeroglífico dispuesto por un orden, ente al que muchos llaman Dios,
compendio del sistema de las leyes ocultas. ¿Reglas hechas excepciones?,
¿azares aparentes?, ¿orden en el caos?, o el mismo caos como concepto
que destruye al hecho, por el excesivo análisis al que una inteligencia
incomprendida aboca sus inútiles rogativas, siendo la mayoría de las
veces esos conceptos que destruyen al hecho, los que crean otra realidad
al empeñarse tanto en observarla. Miradas serenas concretando un
acaecer sin el deseo infame del continuo análisis, buscando razón en el
azar, dando por resultado más ignorancia.
Culturas
milenarias en las que el flujo de la vida se realiza sin más porque así
está establecido. Ying, yang, continuos va y vienes de fuerzas opuestas
que en su concretación crean una realidad no más que aceptable, dando
por sentado que si no es así, no tiene más remedio que así sea.
Continuos actos egoístas deseando poseer lo que se cree que a otros por
su posesión hace más felices. Es la renuncia del acto lo que conlleva a
la marmita de las brujas ser poseída por el que amolda su conducta a una
llamada armonía cósmica, la que no ha de ser turbada, la que por ley
actúa sin los fantasmas conceptuales que a muchos de nosotros causan
terror por querer siempre identificarlos. Premios o castigos, valores
privados de cada cual, que al no buscar siempre algo en que compararlos,
sin esa inútil comparación, como el ser en una caverna que no ve más de
lo que sabe le pertenece, es feliz, porque comprende lo que realmente
es suyo, y gracias a esa comprensión, cualquier cosa puede ser el fruto
de una cornucopia.
cornucopia
jueves, 16 de octubre de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)