Dispuesto
a preparar las cosas para la celebración de la venida de una gran idea,
el hijo de Dios hecho hombre, en unas fechas ya celebradas por todos
nuestros ancestros, el solsticio de invierno, intento reflexionar por
enésima vez, y pienso, aunque mucho de esa historia sea pura fábula, ya
está bien el que se celebre, al menos pensamos que hacemos algo bueno.
Existió o no existió, seguro que si, porque cuando el río suena agua
lleva, pero de ahí, a como siempre, buscar en lo divino unos actos
humanos, no se si pasados ya muchos años, sigue siendo un tema digno de
mantener. No se si en el futuro, cambiar tanta parafernalia divina por
algo más humano podría ayudar mejor a la sufriente humanidad, haciendo
ver que sin tanto poder de la iglesia, que tiene demasiado, el humano
sería más libre de saber donde pisa en realidad, ya que al
despreocuparnos de nuestra morada tangible dando tanta fe a lo
fantástico, olvidamos lo que realmente importa y es seguir estando aquí,
ya que lo otro siempre ha de estar por lógica, si Dios es bueno, debe
entender que no hace falta hacerle tanto la pelota, para forrarse
haciéndosela, inventándole hijos que luego han de sacrificarse, algo muy
visto en la mayoría de las culturas creadas en tiempos menos lúcidos.
Ahora que la lucidez es mas asequible, para quien quiere obtenerla, aunque cuesta eso de pensar por si mismo, la gandulería ancestral también es difícil de erradicar, se puede sentir de una manera diferente lo creado y dispuesto a nuestra reflexión, más acorde con lo que nos puede aportar una sociedad que después de tantos años de tener sus ideas vueltas hacia un enigmático cielo, lo dejen en paz, que también lo necesita, y se preocupen más de lo que por la Tierra corre. Aunque la oración siempre es una manera de contentar los corazones, no arregla muchos problemas terrenales, que siendo más objetivos serían más fáciles de afrontar, sin gastar tantos sentimientos en buscar siempre una mejor respuesta allende una idea, sin tanta rogativa divina, seríamos capaces de ver la realidad tal como es, no por desgracia y erróneamente, como a nosotros siempre nos gusta que sea, y no es tan bonita como parece.
Ahora que la lucidez es mas asequible, para quien quiere obtenerla, aunque cuesta eso de pensar por si mismo, la gandulería ancestral también es difícil de erradicar, se puede sentir de una manera diferente lo creado y dispuesto a nuestra reflexión, más acorde con lo que nos puede aportar una sociedad que después de tantos años de tener sus ideas vueltas hacia un enigmático cielo, lo dejen en paz, que también lo necesita, y se preocupen más de lo que por la Tierra corre. Aunque la oración siempre es una manera de contentar los corazones, no arregla muchos problemas terrenales, que siendo más objetivos serían más fáciles de afrontar, sin gastar tantos sentimientos en buscar siempre una mejor respuesta allende una idea, sin tanta rogativa divina, seríamos capaces de ver la realidad tal como es, no por desgracia y erróneamente, como a nosotros siempre nos gusta que sea, y no es tan bonita como parece.
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